Resulta que algo que yo hago hace años tiene un nombre rimbombante: «[el poeta Jorge Fernández Granados] tiene un pequeño ritual, que su colega Daniel Samoilovich denomina ‘libromancia’, y que consiste en que cuando no tiene tiempo para leer un libro entero de poesía, lo que hace es tomarlo, soplar y leer la página en que se abre. ‘De esa manera, puedo descubrir qué voz de poeta se anida en él’, cuenta». -Mónica Maristáin, «Jorge Fernández Granados, El silencio: propósito extremo de la poesía», revista Gente! (junio, 2013).
Así de simple: el poeta me plagió la idea y la presume sin pudor. Ok, acepto que yo no le soplo, nomás abro el libro y leo el primer verso que salta. No me quejo mucho porque ese sistema tan mío me ha dejado a cuestas versos imperdibles, como estos de mi «plagiario»:
[…] Los días se van llevando las cosas que he querido./
Con pasos secretos, a mi espalda/
se desvanecen. Las cosas/
pequeñas, provisionales. Las cosas/
que supuse que eran mías.//
Y cada vez me siento/
más solo, pero más ligero./
Un emigrante, digamos,/
que va perdiendo su equipaje/
pero no lo lamenta […]
-Jorge Fernández Granados, Si en otro mundo todavía (Almadía)
Esto lo hago desde comencé a leer poseía (allá por el pleistoceno) a ver si se va a creer original el maromo este 😉 Abro un libro, le soplo
El tiempo
Ahora que todo el mundo vive hacia el futuro
mi melancolía y yo hemos decidido
vivir en el pasado.
Cristina Peri-Rossi
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Ahora tú también me plagias la idea (yo empecé en el prepleistoceno)!!
Ah, Peri Rossi, qué buenos versos..
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El azar puede resultar a veces traicionero, ocultando en la penumbra de la suerte la que tal vez fuera nuestra alma ya contada, lo propio hecho versos por carne ajena, la ansiada resonancia tantas veces buscada y que pasa rozándonos, sin darnos cuenta, en la cara trasera de una hoja a la que nunca más daremos la vuelta y no hallaremos, ya oculta de nuevo tras la búsqueda en otro tiempo, que casi irremediablemente no encontraremos.
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Sí, el azar es veleidoso y poco fiable (pero tiene un enorme encanto)…
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Reblogueó esto en Vértigo entre paréntesis.y comentado:
Soplar y dejarse abrir.
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Eso no es plagio, conozco mínimo a 4 personas que lo hacen. Es como si quisiera ponerle copyright a una acción tan universal como parpadear.
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Por supuesto, es un juego: el poeta nunca dijo que hubiera inventado el método…
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Yo nunca lo he hecho así , algunas veces leo la pagina que abro al azar que seria otra variación,creo que empezaré a soplar 🙂
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Sí, quizá el aire active una magia especial…
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Me alegra ver que somos unos cuantos los que practicamos el misterioso arte de la «libromancia» jajajaja
Yo a veces practico la «blogomancia» y encuentro rincones como este, o versos como estos otros:
«Entre palabra y palabra, tú.
Tú, inevitable, jugueteando con mis suspensivos.»
de Alejandra díaz Ortiz (http://alejandradiazortiz.wordpress.com/2013/07/03/tension-textual-no-resuelta/)
Me encanta esta práctica 😀
Saludos!
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Sí, creo que muchos tenemos patentada la libromancia! Ahora, que la blogomancia también es una maravilla redonda redonda. El blog de Alejandra me gustó…
Gracias por pasar por aquí.
Saludos librescos!
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Libromancia… hummm… me suena… me suena…. 🙂
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