Los (varios) autores del Quijote

Don Quijote, de Gustav Doré
Don Quijote, de Gustav Doré

Con esta entrada se cierran los tres meses de comentar cada jueves aquí algún rasgo del Quijote y de ilustrar cada entrada con alguna imagen que el arte ha ofrecido sobre el Caballero de la Triste Figura. Hablé de cómo el Quijote se construye a la Dulcinea que le conviene, de la finura que emplea para insultar, de en qué año llegaron a México los primeros ejemplares de la novelade por qué la locura le es necesaria al Quijote (y a nosotros), compartí un texto de Ricardo Bada sobre Altisidora como posible antecedente de la Lolita de Nabokov y de los muchos libros que viven dentro del Quijote, entre otros temas.

Apenas fueron 12 entradas, de modo que quedaron fuera muchísimos asuntos que me hubiera encantado abordar, entre ellos los distintos tiempos que contiene la novela (cronológico vs narrativo), la oralidad de Sancho (presente en refranes pero no sólo) y los recursos lingüísticos empleados en construir la narración. Extraliterariamente también me hubiera gustado comentar algo sobre el mito del pretendido ignorante que fue Cervantes, que según algunos no se enteró del portento que estaba creando. Nada más estúpido. En fin. No pretendo ser, ni de lejísimos, experta en el tema, sólo soy una lectora curiosa que disfruta de meterse en los entresijos de lo que lee.

En esta última entrada comparto la que me parece la más impresionante representación gráfica del Quijote y los mundos que lo habitaban: ésta de Gustav Doré. Y al mismo tiempo quiero hablar brevemente sobre Cide Hamete Benengeli, el «historiador arábigo» que funciona como una especie de coautor de la novela y que permite asomarse a la exacta maquinaria narrativa que la subyace. En el capítulo 9 de la primera parte, el narrador del Quijote menciona que Hamete Benengeli es el autor de la historia del caballero andante y que él, el narrador, la encontró en unos cartapacios traducidos del árabe. Es decir, se le advierte al lector que nunca lee directamente el original, sino siempre está ante la traducción, adaptación y lectura comentada de un texto que no conoce.

Cervantes emplea así el recurso habitual en esa época de presentar el relato como la versión de un manuscrito inédito escrito en otra lengua. De modo que apenas en la página 87 (de un total de 1106 en mi edición, la del IV Centenario preparada por Alfaguara) hay ya cuatro autores: Cervantes, el narrador y Hamete Benengeli, más el morisco que tradujo los manuscritos hallados por el narrador. Y a lo largo de las páginas se suman los personajes, mismos que cuentan aventuras y añaden historias paralelas, citan poemas, cruzan comentarios. Por otro lado habría que añadir que el Quijote menciona varias veces su confianza de que un escritor pondrá por escrito sus hazañas, con lo que Hamete Benengeli podría fungir como una invención del propio Quijote quien, a la vez, sería criatura de aquél. De hecho, es de notar que la novela cierra con una suerte de diálogo entre Hamete Benengeli y su pluma, la cual señala: «Para mí sola nació don Quijote, y yo para él: él supo obrar y yo escribir, solos los dos somos para en uno». Esto que parece juego de palabras es apenas la punta del iceberg de la complejidad estructural y la polifonía narrativa del Quijote, mismas que no estorban ni agobian al lector no especializado, pero que fascinan a quienes rascan un poco bajo las palabras.

Hasta ahí. Dejo el tema apenas apuntado y añado el enlace a un artículo, por si a alguien le interesa ahondar más en él: Los autores ficticios del Quijote, de Jesús G. Maestro

Muchas gracias a quienes se sumaron a la iniciativa de leer (releer) la novela entre enero y abril, cuando se recuerdan 400 años de la muerte de Cervantes. Aquí va la lista final de lectores, que desde México, Estados Unidos, Cuba, Argentina, Canadá y España se asomaron conmigo a las aventuras quijotescas:

  1. Alberto Diéguez Blog: http://www.desafectos.wordpress.com
  2. Alberto Reyes
  3. Alexander
  4. Alida Pérez @salaida
  5. Alma Delia Murillo @AlmaDeliaMC
  6. Borgeano Blog: http://www.elblogdearena.wordpress.com
  7. Camarero Blog: http://www.juliocesarsrg.wordpress.com
  8. Carlos Carranza
  9. Cristina Liceaga Blog: http://www.cristinaliceaga.com
  10. Elena Díaz de León @chelen_dlz
  11. Enrique Soto @quico70
  12. Esdbeidy Mendoza @EsMendozai
  13. Gabriela Cervera @gcerveravalee
  14. Gerardo Cárdenas Blog: http://www.gerardo1313.wordpress.com
  15. Héctor Rodríguez @leonRod79
  16. Jairo Zambrano Blog: http://www.notasuelta.wordpress.com
  17. Jorge Murillo @georgemurillo
  18. José de Jesús Montoya
  19. José Luis Alcaraz pppk2@yahoo.com.mx
  20. Julia Santibáñez Blog: http://www.palabrasaflordepiel.com
  21. Laura Morán Iglesias Blog: http://www.lauramoraniglesias.wordpress.com
  22. Laura Martínez-Belli @MartinezBelli
  23. Maira @mai_baudouin
  24. Marcelo Osorio Blog: https://poetasnuevos.wordpress.com/
  25. María Rosas
  26. Mariana Pineda
  27. Miguel Garza Ayala miguelgarzaayala@gmail.com
  28. Noemia @poemia45 Blog: http://noemiaescritos.blogspot.com
  29. Pablo A. Martínez
  30. Pedro Saad
  31. Ramiro Beltrán @rabeltm
  32. Ricardo Ruiz
  33. Slechugavega (ups, sigo sin tener tu nombre)
  34. Teresa Echeverría
  35. Tonatiuh López Blog: http://www.tonatiuhlopez.wordpress.com
  36. Vate Lechuza vatelechuza.wordpress.com

En especial agradezco a quienes estuvieron comentando y aportando materiales y puntos de vista: Carlos Carranza, Cristina Liceaga, Alma Delia Murillo, Julio César SRG y Gerardo Cárdenas. Fue una ricura compartir andanzas con ustedes.

Y, más que nunca, luego de hundirme de nuevo en la lectura subrayo las palabras de Sansón Carrasco a la muerte del caballero andante: «[…] se advierte/ que la muerte no triunfó/ de su vida con su muerte«. El Quijote está más vital que nunca.

Publicado por Julia Santibáñez

Me da por leer y escribir. Con alta frecuencia.

8 comentarios sobre “Los (varios) autores del Quijote

  1. El grabado de Doré es, tal vez, mi favorito de toda su dilatada obra (y no es que la conozca toda, pero sí he visto sus trabajos sobre la divina comedia, o sobre Edgar Allan Poe. Tal vez el único grabado que podría, en lo personal, pelearle un poco la primacía sería Melancolía. Pero si lo pienso un poquito, no; me quedo con éste del Quijote. El patetismo de la imagen me hace recordar a uno de los pocos libros que me hizo llorar: una biografía de Nietzsche donde sus días finales estaban narrados con tanto afecto que sentí deseos de meterme en el libro sólo para abrazar a aquel loco que murió en Turín. Lo mismo siento con este grabado, me dan ganas de meterme adentro para abrazar al loco divino y decirle «tranquilo, todo va a estar bien» –menuda pretensión, la de querer salvar a quien, en definitiva, nos salvó a casi todos nosotros–).
    Sigo. Lamento muchísimo no haber podido acompañarte en este trayecto, sólo pude leer catorce capítulos y luego la falta de un ejemplar físico me impidió seguir con la lectura (y no, no puedo, al menos hasta ahora no he podido. leer textos de largo aliento en lector digital). Pensé, en algún momento, subir alguna entrada al respecto, ya que algo de material tenía, pero no me pareció justo o, para decirlo con el término correcto, no me pareció ético. Quería leer nuevamente la novela y subir algo pero aportando una perspectiva personal –como en tu caso, no por humilde aporte menos valioso–.
    Pensé en tocar el tema de manera tangencial, por ejemplo, recordé que en Cali, Colombia, vi (y fotografié) un café que tenía en su puerta un quijote hecho con arbustos. Eso me hizo recordar que en mi ciudad, Mar del Plata tenemos el infaltable monumento a Don Quijote y Sancho. Y en la biblioteca donde suelo ir a escribir hay, en un rincón –a unos seis metros a mi izquierda, ya que si puedo suelo sentarme siempre en el mismo sitio– una estatua de Cervantes presidiendo la sesión. pensé, decía, pedirles a quienes leyeran esa entrada, que me enviasen imágenes de sus quijotes o Cervantes locales. En fin, que ya es tarde y que me estoy extendiendo demasiado (escribir es lindo, escribirle a alguien a quien se quiere tanto es necesario, escribir para decir «gracias» es indispensable).
    Y puse punto final. Quiero decir que me fui.

    Abrazo.

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  2. (respuesta para Borgeano) Sí, ese Quijote de Doré me parece inmejorable. Hablando de moverse la entrañas por un personaje, me pasó algo similar con el protagonista de El diario de un loco, de Gogol. En las últimas páginas empecé a llorar, enternecida y conmovida. Veo que somos de la misma calaña, querido. Es decir, lo sabía pero lo rerreconfirmo.
    En cuanto a la lectura: me hubiera encantado contar con tu compañía en el camino, pero ya habrá otras ocasiones, que ni es la última vez que leo el Quijote ni tampoco tú. Y la idea de que pidas que cada quien mande imágenes de «sus» Quijotes (o Cervantes), los que tiene cerca, es espléndida. Hazla, anda, prometo contribuir con los que me vaya encontrando. Andaaaaa.
    Abrazos que no se van, sino se quedan.

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  3. Sobre «los autores del Quijote», subrayo la coincidencia bien calculada de hacer coincidir el nombre de Miguel de Cervantes con el de Cide Hamete Benengeli. Se había malinterpretado Benengeli como equivalente a «Berenjena»; la realidad es que Cide es igual a «Señor», Hamete equivale a «Miguel» y Benengeli quiere decir «lugar de ciervos», es decir, «Cervantes».
    Otras curiosidades hay…
    https://insulacervantes.wordpress.com/aventuras-y-novelas/
    Salud.

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