buscando no caer/
en las redes de tu cuerpo./
Sobre la cuerda de la tarde/
un pie y después otro/
tensan el aire/
cierran los ojos al vacío/
van avanzando./
Me aferro al balancín entre mis manos,/
al dilatado silencio que le impongo/
a mi tarea./
Pero llega la noche./
En un traspiés/
olvido el equilibrio/
caigo en la malla de tus brazos/
(hasta mañana).//
-Julia Santibáñez
Danioska, deliciosa tensión que acaba de forma magistral.
Me ha gustado mucho.
Un abrazo,
(hasta mañana) 🙂
Rafael
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Celebro que te gustara, gracias siempre por tus comentarios.
Abrazo apretado
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La noche siempre nos tiende una trampa…
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Por Fortuna lo sé… =)
Abrazo
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En algún libro con nombre olvidado quedó esta frase:
«Me arrastras al placer y en tus brazos se calma mi angustia. Siento el vértigo del equilibrista y solo esta pasión que me haces sentir me da fuerzas para vivir en el circo»
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Me gusta y además veo que somos varios funámbulos tratando de explicar lo que vivimos en la pista de equilibrio…
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