
Este fin de semana, el escritor Fernando del Paso recibió el Premio José Emilio Pacheco a la Excelencia Literaria. Puntal de la literatura mexicana con obras centrales como Palinuro de México, José Trigo y Noticias del Imperio, al recibir el reconocimiento Del Paso dijo estar «viejo y enfermo, pero lúcido». Y usó esas luces tan suyas para hablar en voz fuerte sobre la situación de México.
«En esta ocasión, en la que vengo aquí, a Mérida, a aceptar y recoger un premio literario que lleva tu nombre, José Emilio, quiero aprovecharla para decirte algunas cosas, a ti que fuiste mi amigo y mi colega durante tantos años […] Quiero decirte lo que tú ya sabes: que hoy también me duele hasta el alma que nuestra patria chica, nuestra patria suave, parece desmoronarse y volver a ser la patria mitotera, la patria revoltosa y salvaje de los libros de historia […] ¿A qué horas, cuándo, permitimos que México se corrompiera hasta los huesos? ¿A qué hora nuestro país se deshizo en nuestras manos para ser víctima del crimen organizado, el narcotráfico y la violencia? […] Acepto el premio que tiene tu nombre, porque sé que se me da de buena fe, no sin antes subrayar que lo más importante en la vida no es recibir galardones —aunque se merezcan— sino denunciar las injusticias que nos rodean».
En la situación extrema que vive México, celebro que una de sus voces más claras aproveche la atención mediática para establecer su postura, que es la de muchos. Ojalá, como dice su poema «Cuestión de identidad», la llamada de atención se multiplique hasta ensordecer con su exigencia:
«[…] Yo no soy la palabra
pero quisiera serlo
para volar con ella
de tiempo en tiempo,
de boca en boca».
Poco puedo hablar de la cuestión mexicana, la que mucho me duele pero sobre la que tengo que aprender mucho aún; así que nada diré sobre ella (lo cual es el punto principal de la entrada). Al margen, te cuento que hace una semana tomé un seminario con Felipe Ehrenberg, quien en varias ocasiones hizo referencia a Fernando Del Paso y a sus maravillosos libros. Ahora lo reencuentro aquí y ya lo anoto en mi libreta para futuras búsquedas.
¿Ves? Siempre estoy un paso atrás.
Abrazo.
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Qué bien que estuviste con Ehrenberg. No lo conozco personalmente, ¿qué tal? Y sí, Del Paso es fantástico, su Noticias del Imperio fue lo primero que leí de él hace años (sobre la fallida aventura imperial mexicana de Maximiliano y Carlota) y me dejó alucinadísima porque es un coro de voces que estira la liga narrativa. Me gusta la complicidad lectora que tenemos, ¿lo he dicho antes? =) En fin, ya me contarás qué vas leyendo de él.
Abrazos cómplices
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El seminario de Ehrenberg estuvo muy bueno; es una persona sumamente accesible y abierta. Asistimos, también, a una proyección de un documental sobre su vida y a un par de charlas que brindó en las universidades de Morelia. Fue una semana a puro Ehrenberg que disfruté muchísimo. Doy gracias a quien sea por esa «afinidad lectora», karma, azar o destino. Algo bueno habremos hecho para que así suceda.
Abrazo.
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Karma, oficialmente se llama «karma lindo» (ya ves que no todos lo son). Y no sabes cómo lo celebro de este lado, amigo.
Abrazos que se entusiasman por la amistad que vence fronteras
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Me vengo a esta entrada rebotada desde tu última, que ha sido fantástica. Un poco triste quizá, pero maravillosa para quienes amamos la poesía. Yo tb creo que los que reciben galardones, los que tienen popularidad, los que pueden llegar a muchos oídos deberían -aunque es una palabra gruesa que no me gusta usar, nadie es quien para decir a otro que debería nhacer, como si aquello fuese una obligación mas que una voluntad- denunciar las injusticias y los terrores, abrir los ojos de los que estén ciegos a la realidad para que se unan en la protesta. Pero sé que allí la situación es muy complicada y el miedo libre. Ojalá tu país brille limpio y sus gentes puedan vivir en paz. Besos desde el otro lado.
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Yo también aplaudo cuando alguien que tiene encima «los reflectores» los usa para señalar lo que duele, lo que está podrido. Y en México hay tanto que huele mal. Del Paso no hace sino aumentar mi admiración por él con este gesto.
Abrazo inmenso
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