descubrir el alto nombre de tu piel/
rumiar su balbuceo/
deletrearlo/
ante una vela a medianoche insistir/
lamerle la cadencia/
poco a poco/
saborear cada silencio/
que su acento tibio se me hunda/
que su ronco estertor se me taladre/
hasta vencer de ecos la mañana//
-Julia Santibáñez
Hay gente que tiene suerte. Bien por ellos.
El post es perfecto, D.; El poema, bellísimo, la imagen más que adecuada, y el título maravilloso. Lo sabes, titular un texto es una de las cosas más difíciles; en este caso creo que has dado en el blanco.
Cariños y aplausos.
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Gracias, querido Borgano, gracias siempre…
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Los agradecidos somos nosotros D.; los que estamos de este lado. Hay buenos posts por aquí y por allá, pero no todos los días uno se encuentra con un post gourmet.
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Híjole (mexicanismo que aquí quiere decir «qué barbaridad»), me dejas sin palabras pero emocionada, enternurada, agradecida, muy.
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Espero que te quedes sin palabras en sentido oral, pero que sea pasajero. Las otras, las que salen de tu puño o de la punta de tus dedos, que nunca falten.
Disfruta. Ya llegará el momento de la crítica dura y feroz de Borgeano.
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Misma que temo… pero mentras tanto, disfruto.
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hermoso, perfecto, no hay nada como encontrar el verso que lo diga todo y por si fuera poco lleno de ecos. Me encanta este verso querida:
Que su acento tibio se me hunda
y no solo el verso me encanta, pues el poema es pasional y provoca eso en mí. Un abrazo
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Como le dije a Borgeano: si te funciona para usarlo con una chica, adelante!
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