No tenía ninguna herida irreversible/
pero rajaste mi centro,/
explorando insistente/
ahí donde no sé cómo me llamo./
Y empezó a correr el tiempo.//
Desde aquel día persigo el combate./
Fuera de él todo es fingir,/
siempre a la caza del momento/
en el que entra tu sable/
y mata/
una y otra vez.//
Cuando mi piel por fin te olvide/
no pienses que claudico de esta guerra./
Bajo un manto de yerba,/
la humedad profunda/
seguirá esperando.//
-Julia Santibáñez