En poco más de 120 segundos, un poeta le da sentido a 24 horas. Aquí el recién premiado Eduardo Lizalde, con su voz de Júpiter tronante, lee los versos de «Bellísima», ese deleite de poema (es el número 4 del disco). No digo más, por no ponerle basurita a una perla de este tamaño.
El audio pertenece al tesoro invaluable que es la colección Voz Viva de México, de la UNAM, mi alma máter. Juro que me cambie la perspectiva del día.
«Bellísima»
Y si uno de esos ángeles/
me estrechara de pronto sobre su corazón,/
yo sucumbiría ahogado por su existencia/
más poderosa.//
-Rainer María Rilke
Óigame usted, bellísima,
no soporto su amor.
Míreme, observe de qué modo
su amor daña y destruye.
Si fuera usted un poco menos bella,
si tuviera un defecto en algún sitio,
un dedo mutilado y evidente,
alguna cosa ríspida en la voz,
una pequeña cicatriz junto a esos labios
de fruta en movimiento,
una peca en el alma,
una mala pincelada imperceptible
en la sonrisa…
yo podría tolerarla.
no soporto su amor.
Míreme, observe de qué modo
su amor daña y destruye.
Si fuera usted un poco menos bella,
si tuviera un defecto en algún sitio,
un dedo mutilado y evidente,
alguna cosa ríspida en la voz,
una pequeña cicatriz junto a esos labios
de fruta en movimiento,
una peca en el alma,
una mala pincelada imperceptible
en la sonrisa…
yo podría tolerarla.
Pero su cruel belleza es implacable,
bellísima;
no hay una fronda de reposo
para su hiriente luz
de estrella en permanente fuga
y desespera comprender
que aun la mutilación la haría más bella,
como a ciertas estatuas.
bellísima;
no hay una fronda de reposo
para su hiriente luz
de estrella en permanente fuga
y desespera comprender
que aun la mutilación la haría más bella,
como a ciertas estatuas.
Reblogueó esto en Cultureando en Barinas.
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Muy cierto, hay mujeres que son insoportablemente bellas.
Hermoso poema. Saludos cordiales.
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Y Lizalde lo dice mejor q nadie…
Saludos
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Pues sí que cambian el día, sí. Muchas gracias, Danioska!
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Saludos alegrados…
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¡Viva la poesía!
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=)
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Y que nos dure.
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Es siempre interesante oír los textos en la voz de sus propios autores (aunque no necesariamente de ello vaya a salir algo bueno; léase: Borges). Yo suelo escuchar un programa de radio muy interesante (aunque hace un mes que no suben los nuevos audios a su cuenta de Facebook y es un programa de Buenos Aires) en el que en la última media hora -segmento llamado «Taller de escritura» para que quede claro– analizan relatos o poemas o autores. El problema es que quien lee los textos es una mujer joven, locutora de profesión. Lee de manera impecable ¡Pero un poema o un cuento no es una noticia! Lo que se necesita es un lector. En éste caso en particular La voz de Lizalde me sonó algo impostada; tal vez demasiado perfecta. De todos modos, el poema es bello y la lectura correcta.
Cariños.
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