
Cuando la vida quiere que yo aprenda algo, me lo repite en todos los tonos y acentos. Por usar una expresión de esta era digital: lo comunica en todas las plataformas. Ayer leí esto en el libro Deja de ser tú, del científico Joe Dispenza (Urano): “Es fácil entender que los traumas dañen el cerebro, pero los investigadores también han descubierto que los pensamientos negativos y la mala programación del pasado también lo afectan […] Si te esfuerzas por cambiar el mundo interior de tus pensamientos y sentimientos, tu entorno exterior también empezará a cambiar, demostrándote que tu mente ha afectado tu mundo exterior”.
Luego tomé un curso titulado “¡Entiéndete! Tú puedes tener la vida que quieres tener”, dado por un querido (y sabio) amigo. Increíblemente, los conceptos eran los mismos, como escritos por una sola mano. Total, que en eso estoy desde hace tiempo, a través de yoga, meditación y lecturas: aprendiendo cómo desprogramarme de patrones negativos para sustituirlos por otros positivos. Y aunque a veces me parece que voy avanzando, otras me siento increíblemente torpe en el proceso, pero como decía mi abuela: “mientras hay vida, hay esperanza”. A darle, pues.
Me gusta esto:
Me gusta Cargando...