Invitación a conocer unos pechos exagerados

Dibujo: Emerico Imre Toth/ Fine Art America
Dibujo: Emerico Imre Toth/ Fine Art America
Un pintor recibe la carta de una desconocida, quien le dice haber visto su retrato en una revista y encontrarlo «interesante». Así empieza un intercambio epistolar que va subiendo de tono, alimentado por la fantasía de que ella es originaria de La Dorada, ciudad cuyas mujeres se desmarcan del resto por su peculiar belleza y redondez (turgente, para más señas) y porque «se dejan hacer cualquier cosa», como sabremos después. Tras varias misivas ella envía un retrato: con la imagen, en la que destacan sus pechos exagerados, viene también la invitación a «conocerlos». El hombre viaja entonces a La Dorada, urbe teñida de sexo donde vivirá una experiencia de lujuria y alucinación. Por otro lado visita también Aguafuerte, tierra donde nada es lo que parece, lugar de placeres sin freno y de mujeres que son calca una de la otra, todas húmedas, todas «listas y dispuestas».Con ambas historias cargadas de deseo, carne y rupturas en el tiempo se teje Dorada, novela de David Miklos que acaba de salir a la venta, publicada en la colección erótica La sonrisa vertical, de Tusquets. En la misma línea fragmentada de su reciente El abrazo de Cthulhu, aquí la atmósfera fantástica y las constantes fracturas en el tiempo me cansaron a ratos, pero me gustó la tensión que genera la escurridiza dorada y las ricas descripciones, como ese día en el que el protagonista entra en una habitación para descubrir «a un trío de mujeres tendidas, entrelazadas sobre la cama. Ven a desanudarnos, me dijeron. Y fui a su encuentro. No llevaban puesto nada más que el vestido o el camisón de tela delgada, casi raída, traslúcida ante la luz de la habitación, los pubis libres de calzón, el vello expuesto, la pelusa tupida, las vaginas entreabiertas, en su punto, penetradas por vez primera o visitadas una vez más».Me acuerdo de aquella frase de Oscar Wilde: «No hay libros morales o inmorales, sino libros bien o mal escritos». Esta novela breve de Miklos está bien escrita y además es inmoral. Será por eso que la disfruté.(originalmente publicado en mi blog Deli(b)rios en el sitio web de la revista SoHo)

 

Imagen 4

 

Publicado por Julia Santibáñez

Me da por leer y escribir. Con alta frecuencia.

8 comentarios sobre “Invitación a conocer unos pechos exagerados

  1. Cierto día, hablando con una amiga sobre Colette, le dije que lo que había leído de ella no me había gustado. Me pregunró qué habñia leído, «La gata», dije. Uff… ¡Comenzaste por lo peor!», dijo y me pidió que le diera otra oportunidad, que valía la pena (nunca lo hice). Tal vez algo así me ha pasado con la literatura erótica; no recuerdo cuál fue el primer libro que leí de esta temática; y tampoco recuerdo si hubo un segundo… (Bueno, por ahí hubo algo de Anaïs Nin; pero tampoco me volvió loco). En fin, que no he tenido suerte o, tal vez, no es lo mío.
    Cariños.

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    1. A mí sí me gusta la narrativa erótica, de Anaïs Nin me parece notable «Los pajaritos», por ejemplo. Además tengo varios varios libros de la colección La sonrisa vertical. Claro, hay de todo por ahí, pero el género per se me resulta interesante, sin embargo, asumo que la vida es individual…
      Un abrazo y gracias por (de todas maneras) leer el post. Eso es solidaridad, amigo querido.

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