Hoy se celebra el Día Mundial de la Poesía. Desde hace 16 años, la Conferencia General de la UNESCO proclamó el 21 de marzo, equinoccio de primavera, como la fecha para celebrar esa «manifestación de la diversidad en el diálogo, de la libre circulación de las ideas por medio de la palabra, de la creatividad y de la innovación. La poesía contribuye a la diversidad creativa al cuestionar de manera siempre renovada la manera en que usamos las palabras y las cosas, y nuestros modos de percibir e interpretar la realidad». Lo suscribo y aprovecho la excusa para compartir las cinco razones por las que la considero artículo de primera necesidad para mí:
1. Enciende las palabras cotidianas, las convierte en una revelación:
«Los verdaderos poemas son incendios. La poesía se propaga por todas partes, iluminando sus consumaciones con estremecimientos de placer o de agonía». -Vicente Huidobro, «Prefacio», Altazor (REI)
2. Reconcilia los opuestos en este mundo hiperpolarizado, que asegura que sólo existe una cosa o la otra, nunca una cosa y la otra:
«Cada imagen —o cada poema hecho de imágenes— contiene muchos significados contrarios o dispares, a los que abarca o reconcilia sin suprimirlos. Así, San Juan habla de la ‘música callada’ […] Esto es, somete a unidad la pluralidad de lo real». -Octavio Paz, «La imagen», El arco y la lira (FCE)
3. Evita que muera la sorpresa al mirar lo cotidiano con ojos frescos, aunque lo contemple por centésima vez:
«[El poeta] escribe poemas que son como petrificaciones de ese extrañamiento, lo que el poeta ve o siente en lugar de, o al lado de, o por debajo de, o en contra de, remitiendo este de a lo que los demás ven tal como creen que es, sin desplazamiento ni crítica interna. Dudo de que exista un solo gran poema que no haya nacido de esa extrañeza o que no la traduzca […]». -Julio Cortázar, «Del sentimiento de no estar del todo», La vuelta al día en ochenta mundos (Editorial RM)
4. Mantiene viva la intención de nombrar, que nos hace humanos:
«[…] poeta es aquel hombre
que, como el rojo Adán del Paraíso,
impone a cada cosa su preciso
y verdadero y no sabido nombre»
-Jorge Luis Borges, «La Luna», El hacedor (DeBolsillo)
5. Congela el tiempo, deseo milenario que en el poema ocurre a diario:
«El deseo secreto de la poesía es detener el tiempo. El poeta quiere recuperar un rostro, un estado de ánimo, una nube en un cielo, un árbol al viento, y tomar una especie de fotografía mental de ese momento en el que como lector uno se reconoce a sí mismo. Los poemas son fotografías de otras gentes en las que nos reconocemos». -Charles Simic, El flautista en el pozo (Cal y Arena)
Cada uno de los cinco pensamientos son una maravilla, pero yo me quedo con el quinto 🙂 Y me gustaría darle la vuelta, como a un chaquetón reversible, y decir que las fotografías son como poemas … Abrazo !
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Claro, por supuesto que aplica para las fotos: congelar el instante como gran aspiración humana. Un abrazo, gracias por pasar
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Coincido con Carlos GF. Los cinco puntos son perfectos. Me gustó el punto 3, peor más que nada por esa imagen de «petrificación del extrañamiento». Pero ninguno se queda atrás; todos están a la misma altura, ya que se relacionan y alimentan mutuamente.
Abrazo.
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Me di licencia de citar los fragmentos que más me gustan sobre el tema y que para mí conforman una «poética».
Abraziños
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No puedo imaginarme la vida sin poesía, sería como imaginar el mundo sin belleza. La mesa sin el trozo de pan. El cielo sin sus nubes mensajeras. El verde sin su tierra; y más, mucho más. Claro que lo dice una adicta a la poesía 🙂
Coincido con tus razones y las razones de quien nombras.
Abrazote querida Julia!!!
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Tal como lo dices poéticamente: la mesa sin el trozo de pan, querida. Salud por la poesía!!
Abrazo apretado
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Maravillosas citas. La poesía siempre será necesaria para que no desaparezcan aquellos a quienes les gusta la poesía, pero nadie podrá nunca decir para qué sirve realmente. Es maravillosamente inútil y ojalá siga así.
Sin embargo, me parece que vivimos tiempos de sobreabundancia y hasta de contaminación (en la que yo participo). Creo que nunca había habido tantos poetas profesionales, ni mercados, ni festivales, ni fechas, ni publicaciones, ni concursos, ni revistas, ni blogs, ni aprendices de poeta, ni gente que vive de la poesía… como una mercancía más, muy a la par con nuestra época mercantilista. Y ese es un peligro que la acecha.
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Me gusta lo de «maravillosamente inútil». Así es, por supuesto, como inútil es un abrazo, pero qué poderoso. Y también coincido en lo segundo, en la sobreoferta, que así como tiene ángulos positivos en tanto la poesía no atraganta, también es verdad que entre lo que se publica, promueve y vende hay mucho de pésima calidad. SIn embargo, prefiero ese riesgo al contrario. Me hace recordar lo que decía Augusto Monterroso, en otro tenor pero que aprovecho para este fin: «Entre leer una mala traducción a no leer un libro porque no leo su idioma original, toda la vida prefiero la mala traducción». Me pasa igual: entre tener poca poesía o tener un exceso (aunque se cuele de mala calidad) prefiero sin duda lo segundo.
Gracias por pasar y enriquecer el tema.
Saludos
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La poesía nunca desaparecerá, siempre será necesariamente inútil
un abrazo
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De acuerdísimo, «necesariamente inútil».
Abrazos
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Me gusto mucho excelente
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Lástima que Borges no habla de mujeres, tu estás ahí.
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Gracias por esa tremenda exageración, Guillegalo.
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