Ya que es domingo, propongo un culto en el que los fieles repitan este poema de Gelman con ojos entrecerrados. Por lo pronto, empiezo yo misma con el ritual.
Oración
«Habítame, penétrame./
Sea tu sangre una como mi sangre./
Tu boca entre a mi boca./
Tu corazón agrande el mío hasta estallar./
Desgárrame./
Caigas entera en mis entrañas./
Anden tus manos en mis manos./
Tus pies caminen en mis pies, tus pies./
Árdeme, árdeme./
Cólmeme tu dulzura./
Báñeme tu saliva el paladar./
Estés en mí como está la madera en el palito./
Que ya no puedo así, con esta sed/
quemándome.//
Con esta sed quemándome//
La soledad, sus cuervos, sus perros, sus pedazos».
-Juan Gelman
palabras a flor de piel 
Yo propondría practicarlo
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Y hacerlo como se debe: a fondo, sin medias tintas, evangelizando a otros.
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Y, nunca mejor dicho, predicando con el ejemplo
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Ahmmmmmm….comienzo…pero no respondo del final.
Yo es que cuando me entrego a un culto lo hago con fe ciega.
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Pues sin duda será para el provecho de tu alma (y tu cuerpo). Adelante, feligrés…
Saludos
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Reblogueó esto en Cultureando en Barinas.
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Delicioso. Gracias.
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Buen día, un abrazo…
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Menudo culto, querida. Y además con la Sacerdotisa Mayor…. Esto va a ser una religión que bien valdrá una conversión.
Te saludo de hinojos…
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Hagamos la cruzada en tierra de fieles, amigo, que este tipo de credos bien valen el esfuerzo…
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Un dulce Infierno para llevarlo al centro del Altar de la Iglesia Mayor!
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Ameeeeeen…
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Si no dejamos atrás los miedos, nunca estaremos enteros. Pensé que habíamos hecho la revolución sexual en los 70 del siglo pasado, pero no logramos nada. Ay, la mojigatería que nos rodea!
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Excesiva, paralizante, del todo lamentable.
Saludos
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Realmente una oración que sana….la mente el cuerpo…..
Precioso es poco
Un abrazo con un montón de besos…con alas ya sabes
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Así debieran ser todas las oraciones. El mundo sería más feliz, por seguro.
Abrazo
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Y por favor…no dejes nada.
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No entiendo, ¿dejar nada de qué?
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Habítame, penétrame….Que manera tan hermosa de ser libre, totalmente embriagadora despojada de mi ser para que tu puedas renacer en el mio y yo en el tuyo….
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Lo es, y más cuando consideras que el autor es un hombre que se pone en los zapatos de una mujer que recibe. Me encanta.
Gracias por pasar, saludos
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