Acción Poética es un movimiento literario-mural que saca la poesía de los libros, para acercarla a la gente. Consiste en pintar sobre algún muro urbano versos de autores reconocidos o simples frases sorprendentes, con una intención poética. La idea es invadir la ciudad de palabras, de forma transgresora, creativa y fugaz. Con 15 años deSigue leyendo «Cubrir la ciudad de literatura espontánea»
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Adolorarse el cuerpo
Adolorarse/ el cuerpo de estar solo/ de andar hecho una mueca/ exprimido por dentro/ harto de llevarse puesto/ y sobrarse/ tan poquito de alma tan sin sombra/ espera tu cuerpo/ adolorante// -Julia Santibáñez
No querer caer (pero sí)
Decir no decir no atarme al mástil pero deseando que el viento lo voltee que la sirena suba y con los dientes corte las cuerdas y me arrastre al fondo diciendo no no no pero siguiéndola. -Idea Vilariño, Poesía completa (Cal y Canto) En las pocas líneas de este poema inmenso, la poeta uruguaya condensa laSigue leyendo «No querer caer (pero sí)»
¿Con qué rima tima?, de Alejandro Magallanes
Es ilustrador, de los buenos pero no de los convencionales. Se le da jugar con palabras. Hace poemas cuando tiene tiempo. Me lo imagino sonriendo cuando se pone a dibujar/escribir. También cuando come; así se encarga de contarlo en la portada de este libro, con el dibujo que lleva como pie: «Retrato de un poeta contentoSigue leyendo «¿Con qué rima tima?, de Alejandro Magallanes»
La expedición cotidiana de un escritor
«Los poetas hacen viajes interiores cuyas trayectorias no figuran en los mapas y en los que es imposible acompañarlos». -Olga Orozco, Yo, Claudia (Ediciones en Danza) La poeta argentina sabía de lo que hablaba: Orozco tuvo miedo sentada en la cueva de sus propias entrañas, se perdió en sus meandros, escaló triunfal los montes másSigue leyendo «La expedición cotidiana de un escritor»
Llorar como llora el día
No quiero convocar un diluvio universal de lágrimas (que México bien lo amerita en estos tiempos), sino que la lluvia de anoche, llanto quedo, me hizo amanecer con estos versos de Oliverio Girondo en la memoria. Van, pues, para estar de acuerdo con el contexto: […] Llorarlo todo,/ pero llorarlo bien./ Llorarlo con la nariz,/Sigue leyendo «Llorar como llora el día»
Funámbula de ti
Ando al filo del día/ buscando no caer/ en las redes de tu cuerpo./ Sobre la cuerda de la tarde/ un pie y después otro/ tensan el aire/ cierran los ojos al vacío/ van avanzando./ Me aferro al balancín entre mis manos,/ al dilatado silencio que le impongo/ a mi tarea./ Pero llega la noche./ En unSigue leyendo «Funámbula de ti»
Tengo miedo de mayo
Este poema/canción del mexicano Fernando Delgadillo (sí, el de Mexicanto) explica por qué la persona amada debe tomar precauciones al acostarse al dormir. Es viejito, pero igualmente poderoso para una tarde de mayo como ésta: «[…] Hoy procura que aquella ventana que mira a la calle en tu cuarto/ se tenga cerrada, porque no vayaSigue leyendo «Tengo miedo de mayo»
Abrir los ojos dentro de otros
Para la tarde de lunes, estos precisos y preciosos versos de Octavio Paz, que suscribo gozosamente: «Al cerrar los ojos los abro dentro de tus ojos».
Gonzalo Rojas, Juan Rulfo y la no-muerte del segundo
«Los poetas no mueren, quedan encantados». Eso le dijo Gonzalo Rojas a Juan Rulfo cuando lo conoció, retomando la frase de Guimaraes Rosa. Era 1969, estaban en Viña del Mar en un encuentro de escritores. Vale recordarlo porque por estos días se cumplieron 96 años del natalicio de Rulfo, el hombre que nació pero noSigue leyendo «Gonzalo Rojas, Juan Rulfo y la no-muerte del segundo»
Encantada con el dios glotón
A mitad del día cierro los ojos y saboreo la noche anterior, excesiva de placer. Me veo en la mujer retratada hace miles de años por el poeta indio Vidyapati: -Amigo mío,/ ¡lo que pasó esta noche!/ La miel fue mi tortura./ Bebió mis labios,/ arañó mis pechos,/ me apretó cara a cara/ hasta dejarmeSigue leyendo «Encantada con el dios glotón»
Cuando el deseo mancha
Una gota de tinta toca el papel absorbente y de inmediato crece, se extiende, devora lo blanco, impide que vuelva a ser lo que fue. Así el deseo: en cuanto me roza se expande en todas direcciones, ensordece el resto del mundo, tenebroso. En loca carrera te vuelve sola carencia y a mí, sola deseante. -Julia Santibáñez
Liviano pájaro de luz
Feria del Libro de Buenos Aires, pasado abril: imposible asistir, pero quien más me quiere estuvo ahí, comprando libros para él y para mí. El que más me emociona es la poesía completa de la uruguaya Idea Vilariño, una de mis favoritas. Con estos versos suyos, deliciosamente eróticos, festejo que el abrazo esperado está por llegarme: BuscamosSigue leyendo «Liviano pájaro de luz»
De palabras tanto inútiles como bellas
“La poesía es inútil, pero tal vez por eso mismo es necesaria en un mundo de cosas útiles e inmediatas”, dice el portugués Nuno Júdice, quien acaba de recibir el Premio Reina Sofía de Poesía (la cacofonía no es culpa mía…). Inútil pero bellísimo es este poema suyo, en traducción de Marco Antonio Campos. ConSigue leyendo «De palabras tanto inútiles como bellas»
El lugar de tu osadía
Mi cuerpo, el lugar de tu osadía, el sitio donde las ansias y tu piel no dan abasto…
La primera noche de un rey
El joven rey está contento./ Magnánimo/ exculpa a dos ladrones,/ regala vino a los vasallos,/ descree negros augurios sobre el reino.// Vaga por palacio/ y parece más alto,/ de ojos más oscuros/ (se toca los labios, como extrañado,/ y ríe para sí mismo).// Desde ayer soy/ su cortesana.// -Julia Santibáñez
Búsqueda a ritmo de haikú
Porque sí, porque pasa, porque el poeta lo dijo por mí: «A través de los siglos, por la nada del mundo, yo, sin sueño, buscándote». -Rafael Alberti
No hay mujer ni hombre, sino un cuerpo eterno
Para terminar bien la semana (o empezarla, como se quiera), un aliento del perpetuo chileno, Gonzalo Rojas: «¿Qué se ama cuando se ama, mi Dios: la luz terrible de la vida o la luz de la muerte? ¿Qué se busca, qué se halla, qué es eso: ¿amor? ¿Quién es? ¿La mujer con su hondura, susSigue leyendo «No hay mujer ni hombre, sino un cuerpo eterno»
Plegarias nocturnas, de Santiago Gamboa
«Soy humano, y nada de lo que es humano puede parecerme ajeno», dijo Terencio. Creo haber mencionado esa cita antes, la recuerdo mucho; ahora, por ejemplo, recién terminada la novela del colombiano Gamboa (Mondadori). Como Manuel, protagonista de la historia, recuerdo ese momento de la infancia cuando alguien me miró y me hizo sentir personaSigue leyendo «Plegarias nocturnas, de Santiago Gamboa»
Poner nombre a lo que duele ayuda a entenderlo
«Te diría que fuéramos al río Bravo a llorar, pero debes saber que ya no hay río ni llanto»: con el poemario de ese nombre, Jorge Humberto Chávez ganó el reconocido Premio de Poesía Aguascalientes. En entrevista, habló sobre la violencia que se vive en el norte del país, leit motif de los versos premiados:Sigue leyendo «Poner nombre a lo que duele ayuda a entenderlo»
El efecto de cuatro martinis
Empiezo por decir que no me gusta el martini seco. En cambio, aunque soy de poco beber me encanta el endulzado de manzana, causante de algunas noches de mareo y relajación (por usar un eufemismo). Esta digresión vale para contar que en Plegarias nocturnas, la novela de Santiago Gamboa que estoy leyendo, cierto personaje dedicaSigue leyendo «El efecto de cuatro martinis»
Ladrones que lean poesía
«-¿Colecciona algo? -No, lo que sí hay en mi casa son muchos libros, no hay ni dónde pararse ni sentarse, están en los libreros y en todos lados, ya no hallo dónde ponerlos, pero me encantan, cuando paso y veo el título de uno se me antoja releerlo. Si un ladrón entra en mi casaSigue leyendo «Ladrones que lean poesía»
El viento levanta la falda de una chica…
Los astros se alinearon y hoy viajo a Bogotá a estar con quien más me quiere. En celebración comparto este poema del colombiano Flóbert Zapata (1958), sobre la onda expansiva que nace en una parada del autobús. Vale mucho la pena: «Una ráfaga de viento/ ha levantado la falda/ de una estudiante joven y hermosa/ que espera enSigue leyendo «El viento levanta la falda de una chica…»
Mi propio epitafio
Este poemita colombiano me pone de buenas: El inmortal «Soñé mi epitafio.// No tenía lápida/ ni tumba.// Era una simple nota/ pegada con cinta/ y decía:// Estoy en la biblioteca». -John Galán Casanova (Colombia, 1970)
Territorio ávido de sus besos
El día amanece esperanzado, primaveroso, instalado en el buen humor. Si la relojería se pone a punto, en pocos días mi cuerpo volverá a ser «territorio ávido de sus besos» (G. Belli). El sol lo sabe, por eso esta mañana no llega de puntillas como otros días, sino aparece sonriente en lo alto del cielo.