Anaïs Nin pasó de visita por la Feria Nacional del Libro de León, en Guanajuato. Estuvieron sus palabras y su affaire con la vida en exceso, con la sobreabundancia del arte. Cinco mujeres escritoras nos encontramos allá para hablar de ella y del imán brutal que tienen su vida y su obra, a 40 añosSigue leyendo «Nos apropiamos de Anaïs Nin (y la envidiamos)»
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Misticismo y erotismo, hermanos gemelos
Acabo de presentar el libro Biografía del silencio, del escritor y sacerdote español Pablo D’Ors, quien estuvo de visita en México (es nieto de aquel crítico de arte Eugenio D’Ors que citaba Alfonso Reyes). El pequeño ensayo testimonial publicado por Siruela trata sobre meditación, a la que el autor llama «pasión contemplativa», aunque suene aSigue leyendo «Misticismo y erotismo, hermanos gemelos»
La luna para desayunar
Vuelvo a Anaïs, que a cada paso me va aclarando lo que pienso y siento, como en este pasaje de hoy: «Dejo ir todo lo que no puedo transformar en una maravilla. La realidad no me impresiona. Solo creo en la embriaguez, en el éxtasis, y cuando la vida ordinaria me encadena, escapo, de unaSigue leyendo «La luna para desayunar»
Mis 25+1 libros de 2015
Este año debo haber leído unos 65 títulos, sobre todo novela y poesía, además de cuento, diarios, humor gráfico, ensayo, crónica, cartas. El número no es lo importante, sino lo que me pasó con algunos, como dijo Proust (cito de memoria): «Al leer, cada lector se vuelve lector de sí mismo. El libro es el instrumentoSigue leyendo «Mis 25+1 libros de 2015»
Quiero reventar el termómetro
«¡Al infierno, al infierno con el equilibrio! Rompo vasos; quiero arder, aunque me rompa. Vivo solo para el éxtasis. Ninguna otra cosa me afecta. Las dosis pequeñas, los amores moderados, todas las demi-teintes me dejan fría. Me gusta lo extravagante, el calor… ¡la sexualidad que revienta el termómetro! Soy neurótica, pervertida, destructiva, ardiente, peligrosa —lava inflamable ySigue leyendo «Quiero reventar el termómetro»
Éste sí es poliamor: ella ama a ella, a él, a él (y a él)
«June se metió vestida a la cama. Empezó a besarme, diciendo: ‘Qué pequeña eres, qué pequeña eres’. […] Nos besamos apasionadamente. Adapté mi cuerpo a cada curva de su cuerpo, como si me fundiera con ella. Gimió. Su abrazo me rodeó con una multitud de brazos; el mío fue una rendición embriagadora. Me perdí». EsSigue leyendo «Éste sí es poliamor: ella ama a ella, a él, a él (y a él)»
Que me perdonen las feministas
«No quiero ser el líder. Me niego a ser el líder. Quiero un hombre que se eche encima de mí, siempre encima de mí. Que su voluntad, su placer, su deseo, su vida, su trabajo, su sexualidad sean mi piedra de toque, el mandato, mi punto de apoyo. No me importa trabajar y conservar intelectualSigue leyendo «Que me perdonen las feministas»
Palabras como brotes de hierba
«[…] ella inventó lo que debía decir. Con los ojos cerrados dijo en voz muy baja palabras nacidas en aquel instante, nunca antes oídas por nadie, todavía tiernas por su reciente creación -brotes nuevos y frágiles. Eran menos que palabras, sólo sílabas sueltas, sin sentido, tibias, que fluían y se entrecruzaban, fecundándose, renaciendo en unSigue leyendo «Palabras como brotes de hierba»
Cosas indestructibles que acompañan el cuerpo
Placer de sábado: ir al librero, estirar la mano sin mirar dónde cae, tomar el volumen que eligieron los dedos, abrirlo donde sea y reencontrarme con palabras alguna vez leídas y disfrutadas, marcadas de alguna forma en la página como favoritas. Es como dejar que el destino sin rostro hable en voz de un autor.Sigue leyendo «Cosas indestructibles que acompañan el cuerpo»
El viaje (o la extrañeza de lo que no eres)
Les cuento: la línea aérea se enteró de mi dificultad emocional para tomar ayer el avión y tuvo a bien cancelar mi vuelo, de manera que salgo hoy, 24 horas después de lo previsto. Y para seguir en la tónica de los periplos, aquí este delicioso texto de Calvino, sobre lo que vive quien emprendeSigue leyendo «El viaje (o la extrañeza de lo que no eres)»
Tener toda la vida que haya
Esta mañana practico uno de mis pasatiempos favoritos, de esos que me ponen de buenas en segundos. Consiste en acercarme a uno de los estantes de libros que pueblan mi casa, revisar los lomos, tomar alguno que hace tiempo leí, abrirlo y buscar los subrayados, las esquinas dobladas en páginas imperdibles. Y ahí están, agazapadas,Sigue leyendo «Tener toda la vida que haya»
Abelardo y Heloísa
Practicando uno de mis placeres cotidianos, paseo los ojos por el librero y me topo con uno de mis títulos preferidos: Cartas de Abelardo y Heloísa, en la edición de Siruela. Como casi siempre, lo abro en alguna de las páginas dobladas por la esquina superior (señal de que hay-algo-que-disfrutaré-releer). Como casi siempre, no meSigue leyendo «Abelardo y Heloísa»