Para sobrellevar mejor el inicio de semana y los acontecimientos de ayer, domingo, aquí un cartón del genial Quino. Cualquier similitud con los milagros atribuidos al hoy santo Juan Pablo II (antes Papa y encubridor de pederastas) es totalmente intencional.
Archivo del autor: Julia Santibáñez
El buzo que hace el amor con la Tierra
Si alguien visita el inframundo y vive para contarlo es él. Conoce bien el camino: aunque ha ido muchas veces, siempre sale «transformado». Ahí en los cenotes, cuevas subterráneas inundadas y puerta de entrada a lo sobrenatural según los mayas, ha encontrado restos humanos, testimonios de sacrificios practicados por esa cultura. Fascinado, regresa una ySigue leyendo «El buzo que hace el amor con la Tierra»
Escribir es una enfermedad: Paul Auster
Así, como una compulsión incurable, define su trabajo Auster, novelista norteamericano entrevistado en Chile por el periódico La Tercera. A los 18 años quiso ser director de cine, pero renunció a la idea por su timidez. Se dedicó a hacer poemas, hasta que un día «choqué con una muralla. Nunca más pude escribir». Luego retomó, pero con prosa: se dedicóSigue leyendo «Escribir es una enfermedad: Paul Auster»
«Que Dios bendiga nuestros dolores»: Buika
(da click en el enlace para oír la canción) Con esas palabras cerró Concha Buika su concierto de anoche, en el Lunario de la capital mexicana. Fueron dos horas de buena música y una voz que enchina la piel, de ecos de Chavela, de intimidad en medio de una multitud, de tequila y confesiones como: «PorSigue leyendo ««Que Dios bendiga nuestros dolores»: Buika»
El deseo, ese huracán
Hace poco terminé de leer Yo recibiría las peores noticias de tus lindos labios, novela del brasileño Marçal Aquino (Océano), cuya lamentable portada no me apetecía nada. Es lo primero que conozco de él y disfruté pasajes deliciosos como estos: «Valió la pena ser invadido por una oleada de felicidad, ser tocado por la tormenta. Una vez, enSigue leyendo «El deseo, ese huracán»
Si a mí me pagaran por leer…
Una vez encontré, no sé dónde, una entrevista en la que Fernando Savater decía más o menos esto: «En primerísimo lugar yo soy un lector, pero como no me pagan por leer tengo que dar clases, escribir, filosofar». No me equiparo con Savater, pero lo cito porque coincido con él. Es así: lo que más me gustaSigue leyendo «Si a mí me pagaran por leer…»
Cómo un ojo ciego impactó al niño García Márquez
«Mi abuelo es la persona con la que mejor comunicación he tenido jamás», le dijo Gabriel García Márquez a su amigo Plinio Apuleyo Mendoza, según quedó registrado en el libro de conversaciones El olor de la guayaba (Diana), publicado en mayo de 1982, sin saber que ese diciembre Gabo recibiría el Nobel. Luego el escritorSigue leyendo «Cómo un ojo ciego impactó al niño García Márquez»
Paliativo contra la pobreza: el chile habanero
1 p.m. Viajo en taxi de Tehuantepec a Huatulco, para tomar el vuelo al D.F. Son casi tres horas de curvas y la carretera me da sueño, así que procuro abreviar el tiempo durmiendo. Lo logro a ratos, quizá una hora, pero los vaivenes del camino me desesperan. Como tampoco puedo leer, me pongo a platicarSigue leyendo «Paliativo contra la pobreza: el chile habanero»
Gracias a mis 2,000 compañeros de lecturas
Salí de viaje y me distraje un poco. Para cuando volví a mirar, ya este blog había rebasado los 2,000 seguidores. No es necesario que lo entienda para que me entusiasme esa muestra de solidaridad. Por eso, gracias inacabables a quienes acompañan este camino de palabras, esta crónica de lecturas y autores que son mi familia, esteSigue leyendo «Gracias a mis 2,000 compañeros de lecturas»
Un Cristo tehuano
Digo «uno» porque hay varios, al menos tres, que hoy están sufriendo el auténtico calvario de representar la pasión aquí en Tehuantepec, Oaxaca. Preparados hace varios meses para ser sumisos y mansos, para no contestar las agresiones de los «centuriones romanos», ahora mismo son golpeados, jaloneados, azotados. Es impresionante. Este Cristo, el que salióSigue leyendo «Un Cristo tehuano»
#AdiosGabo
“Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo». Éstas, las primeras palabras de Cien años de soledad, están entre los inicios más conocidos de la literatura hispanoamericana. La muerte de su autor cala hondo y seSigue leyendo «#AdiosGabo»
Instantáneas de lotería
9 p.m. Hotel Donají. Tehuantepec, Oaxaca. En la laptop, escribo a marchas forzadas en mi cuarto de hotel, terminando un texto que debo mandar a primera hora al D.F., para que entre en la revista de mayo. Mientras, en la plaza junto al hotel, una feria de pueblo atrae a tehuanos grandes y chicos.Sigue leyendo «Instantáneas de lotería»
Maderas que cantan en Oaxaca
Este #MiércolesDePoesía me encuentra en Tehuantepec, pueblo oaxaqueño encantador donde hunde sus raíces mi historia, por parte de padre y madre. Lo único que puedo compartir hoy son estos versos de la canción (himno) que aprendí de niña, sobre las rodillas de mi papá, mientras las tehuanas bailaban alrededor con sus vestidos hermosos: «TrópicoSigue leyendo «Maderas que cantan en Oaxaca»
La virtud de perder el sentido del pecado
«El pecado de este siglo es la pérdida del sentido del pecado», dijo Pío XII por ahí de 1950. Tengo que congratularme por ello. La mera palabra se liga a conceptos que me inquietan de entrada: el rechazo a la carne, la condena a priori de los deseos, la culpabilización del sexo. Si el erotismo como animalidad elevada de nivel, enriquecida, saboreada, esSigue leyendo «La virtud de perder el sentido del pecado»
Hormigas, marcianos y otras greguerías
Leyendo a José de la Colina y su libro De libertades fantasmas o de la literatura como juego (FCE), llego a un breve artículo sobre las greguerías de Ramón Gómez de la Serna, imágenes de palabras que parecen sencillas pero son endiabladamente geniales, «fusión de metáfora y sonrisa». En otro momento hablaré más de esos chispazos deSigue leyendo «Hormigas, marcianos y otras greguerías»
Germen de (muchas) novelas
«Toda conversación se inicia con una mentira» -Adrienne Rich Hurgando en una librería de viejo encuentro esta cita. Es epígrafe de un libro polvoriento. Cuántos derroteros abre, cuántos cuentos y novelas pueden basarse en ella: los que conversan saben que todo es mentira; sólo uno lo sabe y lo aprovecha a su favor; ninguno lo sabe,Sigue leyendo «Germen de (muchas) novelas»
Parejas de escritores: la mano detrás del creador
Según un artículo publicado hoy en The Guardian, el escritor John Steinbeck no encontraba título para su novela, cuyos 75 años de publicación se celebran estos días. Entonces su esposa, Carol, le propuso llamarla The Grapes of Wrath (Las uvas de la ira), retomando una línea de la canción de guerra «The Battle Hymn of the Republic«. LaSigue leyendo «Parejas de escritores: la mano detrás del creador»
Una prosa densa y transparente gana el Premio Xavier Villaurrutia
“Contemplándose en la luna del armario, se apuñaló el pecho y cayó muerto. Pero como el puñal del reflejo no era concreto, el Narciso del espejo permaneció vivo y en pie” (Tren de historias, FCE). Este cuentínimo de José de la Colina describe de cuerpo entero al ganador del Premio Xavier Villaurrutia 2013, anunciado estaSigue leyendo «Una prosa densa y transparente gana el Premio Xavier Villaurrutia»
Así se ven los invisibles
«Los pobres son como los animales. Parece como si estuvieran hechos de otras sustancias», dice la terrible Bernarda en La casa de Bernarda Alba, portento teatral de Federico García Lorca. Pues no, no son distintos. Aunque para los demás no existan, lo cierto es que se alegran, anhelan, abrazan y lloran igual que los demás. ElSigue leyendo «Así se ven los invisibles»
Lo que dispara mi revolución interior
De nuevo es #MiércolesDePoesía. Estos versos del español Luis García Montero iluminan la mañana al celebrar la interioridad, el deseo y la audacia que no salen en las noticias ni acaparan los titulares pero son capaces de cambiar la historia (la mía, al menos). «Tus ojos que están llenos de selvas y son un manifiesto, desordenadamente meSigue leyendo «Lo que dispara mi revolución interior»
García Márquez y lo que ve en el hospital
Voy a evitar el lugar común de llamarlo Gabo, con esa familiaridad que pretende que es mi amigo, aunque sus letras lo sean. De García Márquez, pues, dicen que está enfermo, que lo atienden en un nosocomio mexicano de una infección pulmonar. La noticia me hace pensar cómo vive su encierro hospitalario, qué imágenes le asedian en ese blanco monótono. En El olor de la guayaba, libroSigue leyendo «García Márquez y lo que ve en el hospital»
«Todo amor vivido es una degradación del amor»: Duras
Se están cumpliendo 100 años del nacimiento de Marguerite Duras, otra pluma soberbia nacida en 1914, como Cortázar, Paz, Bioy Casares, Thomas, Parra (habría que averiguar qué conjunción de astros se dio ese año, para saborear por anticipado cuando las estrellas se vuelvan a acomodar igual). Rescato desde el título de esta entrada algunos pasajes de suSigue leyendo ««Todo amor vivido es una degradación del amor»: Duras»
Autodefinición sherlockiana
Encuentro esto, que me define claramente: «La literatura es un lugar en el que llueve. He dedicado buena parte de mi vida a coleccionar chubascos literarios. No soy un profesor ni una eminencia, pero vivo entre libros y me gusta compartir hallazgos». -Juan Villoro, Conferencia sobre la lluvia (Almadía) «Compartir hallazgos»: así concibo la parte más rica de laSigue leyendo «Autodefinición sherlockiana»
El «falso de toda falsedad» y otras nueve joyas político-literarias
Este blog se ocupa de libros y autores. Sin embargo, de vez en cuando se asoma a esa otra forma de prosa oral que cotidianamente producen algunos políticos, artesanos de la palabra, maestros de la metáfora certera que elevan el humor involuntario a la categoría de literatura. En México, muchos presidentes, gobers (preciosos y otros)Sigue leyendo «El «falso de toda falsedad» y otras nueve joyas político-literarias»
Domar esa bestia, la palabra
Se resiste, escurridiza. Mientras me siento a escribir la abrazo fuerte, le hablo al oído y cuando creo que ya la seduje a golpe de ternura (o al menos la cansé), alza los hombros, se revuelve, me mira altiva y se zafa. Vuelta a empezar, pero cada vez con mayor desesperanza. No sé si me dejará terminar el poemario que estoySigue leyendo «Domar esa bestia, la palabra»